sábado, 16 de noviembre de 2013

La Batalla del Ebro

Hoy se cumplen 75 años del fin de la batalla más sangrienta de la Guerra Civil Española: La Batalla del Ebro. Fue la batalla en que más combatientes participaron, la más larga y la más sangrienta de toda la guerra. Con la victoria Franquista quedó marcado el destino de la Segunda República Española.





Situación Previa




El territorio republicano quedaba dividido en dos, concentrando dos aéreas principales: una en la Cataluña que todavía controlaban los ejércitos republicanos y un gran área central en torno a Madrid y Levante controlada por numerosas divisiones.

Las fuerzas republicanas están exhaustas después de los desastres militares en Aragón y con una grave amenaza de las tropas franquistas sobre Madrid y Valencia. A pesar de que los ejércitos franquistas tenían el camino libre hasta Barcelona, Franco optó por avanzar hacia el sur para hacerse con Valencia, con lo que dejaría completamente aislada a Madrid de los puertos del Levante. Las tropas republicanas en Cataluña, mientras tanto, se reorganizan para contraatacar.

Desarrollo de la Batalla

El general Vicente Rojo, jefe del Estado Mayor Central republicano, diseñó un plan para obligar a los nacionales a distraer fuerzas del ataque a Valencia y así aliviar la situación del ejército de Levante. El plan de Rojo consistía en lanzar una ofensiva, masiva y por sorpresa, sobre las fuerzas nacionales que guarnecían la margen derecha del río Ebro.



Un gran ataque sería lanzado en la gran curva del Ebro a cargo de dos Cuerpos de Ejército, en un movimiento de tenaza sobre las fuerzas enemigas que guarnecían la ribera. Además de esta línea de avance, habría otros dos ataques secundarios para apoyar la acción principal: uno por el norte, entre las poblaciones de Mequinenza y Fayón. El equipo del ejército republicano había mejorado considerablemente con las nuevas remesas de armamento, que incluían artillería más pesada y cañones antiaéreos. El apoyo aéreo de la Aviación republicana también había mejorado mucho con la llegada de los modelos "Supermosca" y "Superchato".





El 25 de julio, en una noche sin luna, las unidades republicanas empezaron a cruzar el Ebro. Para la operación se habían reunido unas 90 barcas y tres puentes de pontones apoyados por 22 tanques T-26.




La otra orilla del Ebro estaba custodiada por un Cuerpo de Ejército Marroquí al mando de Yagüe. Cuando los republicanos atacaron se hizo en medio de la completa sorpresa de los defensores, que se retiraron entre algunos casos de pánico y en completa desorganización.

Ante la avalancha republicana, Franco ordenó que acudieran divisiones de otros sectores, especialmente del Frente de Levante y de Andalucía. Además, las fuerzas republicanas contaban con un gran inconveniente, para pasar los pesados tanques T-26 a la otra orilla del Ebro era necesario hacerlo por un puente de hierro y su construcción requería largo tiempo. Franco aprovechó esta situación abriendo las compuertas de todos los embalses río arriba. La apertura de compuertas provocó una gran crecida del río que arrastró hombres, camiones y pasarelas que saltaron por los aires, tanto por la fuerza del agua como por el choque de troncos con explosivos adosados lanzados por las fuerzas nacionales. A pesar de todo, los ingenieros republicanos adquirirán una gran práctica a la hora de reconstruir pasarelas.

Los republicanos se están jugando su última carta con la ofensiva del Ebro, algo a lo que el presidente Negrín está dispuesto; Si la República logra convencer a las democracias occidentales de que intervengan en su favor esto podría llevar al definitivo apoyo anglo-francés que sería determinante para la derrota franquista. En el plano internacional el ataque de la república también causa un gran impacto y muchos son los que creen que la victoria de Franco no está todavía garantizada.

El 6 de agosto los franquistas lanzaron una contraofensiva general en todo el sector del Ebro. Los republicanos de este sector se vieron rápidamente superados y emprendieron la retirada hacia la cabeza de puente, donde mantuvieron su posición durante algún tiempo. los puentes construidos no soportaron la avalancha de hombres y material, por lo que cedieron y se desarmaron. Los soldados republicanos que no pudieron cruzar a la otra orilla quedaron cercados y finalmente fueron hechos prisioneros. Quedaba, así, eliminada esta importante bolsa republicana

Se produce un repliegue de los republicanos sobre Gandesa ante la presión de los tanques franquistas, aunque al final consiguen rehacer sus líneas. A pesar del avance franquista, estos han sufrido una gran sangría de bajas durante esta lucha pero las bajas republicanas también son muy elevadas.



Durante el mes de Septiembre la línea del frente en el Ebro se mantenía estática, sin grandes cambios, entre otros motivos porque el 15 de septiembre la Alemania nazi anunció la suspensión temporal de sus envíos de ayuda militar, con grave preocupación de Franco.

La lucha en el frente del Ebro continuó durante el mes de Octubre Franco preparaba la contraofensiva final pero una y otra vez sus ataques solo lograban avanzar unos pocos kilómetros al precio de un gran número de muertos y heridos. Mientras que la República ordenó mantener las posiciones en el Ebro para demostrar a las democracias occidentales que la república "mantenía el pulso" en un momento en el que el estallido de una guerra en Europa era inminente.

El día 30 de octubre empezó la contraofensiva final de los franquistas en el Ebro. Durante tres horas, las posiciones republicanas fueron sometidas al bombardeo de 175 baterías nacionalistas y más de 100 aviones. La respuesta vino de un centenar de cazas republicanos que apareció sobre el aire para contestar aquella concentración, produciéndose la mayor batalla aérea la la Guerra Civil Española. Todo el flanco sur republicano se vino abajo y tuvieron que cruzar el río. La irrupción de los tanques franquistas terminó de convencer a la República de que la batalla del Ebro estaba perdida.

El 10 de noviembre solo quedaban seis baterías republicanas al oeste del Ebro y las últimas posiciones republicanas fueron abandonadas deliberadamente. Después de haber evacuado el material de guerra y a los últimos soldados se volaron todos los puentes que quedaban en pie a lo largo del río Ebro.

A mediados de mes cuando se consumó el fracaso de la ofensiva republicana del Ebro, continuaron los bombardeos sobre Cataluña, sobre todo contra Barcelona y su puerto.

El 16 de Noviembre el asalto republicano sobre el Ebro terminaba finalmente tras varios meses de encarnizada lucha.

Las pérdidas humanas y materiales por ambas partes fueron tremendas. Las bajas totales entre ambos bandos llegan a los 100 000 hombres. Ambos bandos perdieron una gran cantidad de equipo militar terrestre y aviones sobre todo, especialmente la aviación republicana con más de 100 aviones derribados, puesto que ya no podría reponer estas pérdidas.

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